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Discusiones

¿Feministas machonas? La representación de las feministas en los medios

¿Tú también te has dado cuenta que en la mayoría de series y películas que tienen un personaje feminista, este es siempre retratado de la misma manera? Desde actitudes como ser agresiva y odiar a los hombres, hasta características estéticas como utilizar prendas tradicionalmente masculinas, hay un set de elementos recurrentes en estos personajes. Y, francamente, nos molesta, pues no nos parece tan ingenuo ni random que haya esta forma estandarizada de construir la imagen de las feministas en los medios.

Disclaimer: en ningún momento creemos que las mujeres feministas no puedan expresar su identidad por medio de elementos considerados femeninos o que sus sentires sean menos legitimos. El problema que criticamos es la persistencia de un solo tipo de feminidad (la normativa) como aquella que se construye desde el patriarcado como mecanismo de poder. En ese sentido, recalcamos que todas podemos construir nuestras feminidades como nos plazca, bajo nuestra propia decisión.

Partamos por la base: ¿cómo se ha ido construyendo la feminidad normativa?

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Ya hemos hablando un poco de esto en otros artículos referidos a la anulación de la diversidad en la moda. Sin embargo, es necesario volver a explicar de qué va para entender cómo funciona el sistema patriarcal en la que vivimos (y la cual queremos destruir) y sobre todo cómo se va configurando la imagen de las feministas en los medios.

Primero, hay que tener en cuenta algo fundamental: el discurso de la feminidad normativa (aquella obligada) emerge como producto del patriarcado para legitimar la posición de la mujer como aquella que está al margen del hombre.

Como lo menciona Yolanda Beteta, historiadora española, “una estrategia normativa más sutil y efectiva es aquella que determina y moldea las estructuras perceptivas y conductuales de los sujetos sociales para dotarles de una identidad que no cuestione el entramado cultural sobre el que se erige el discurso patriarcal”. Esa identidad es la feminidad normativa, ese aparato de imperativos (que todas sentimos como ‘lo que debemos ser’ pero que está tan naturalizado que nadie se lo cuestiona) con el cual crecimos desde niñas.

Para Rosa Cobo, teórica feminista española, la construcción de la feminidad normativa tiene 4 pasos:

  1. Naturalizar las diferencias: hombres y mujeres somos diferentes en términos biológicos, lo cual de alguna forma le concede sentido a que nuestras posiciones sociales (y de poder) también lo sean.
  2. Buscar un complementario: no solo somos diferentes, sino que las mujeres necesitamos al hombre para crear una unidad.
  3. Atribuir a la mujer un tipo de razón diferente a la masculina: las mujeres están más conectadas a las emociones y los hombres más a la racionalidad.
  4. Otorgarle un objeto educativo preciso: a raíz de lo anterior las mujeres se asocian a un proceso educativo ligado al amor y la virtud.

Las mujeres femeninas, heterosexuales, jóvenes, delgadas, cariñosas y con hijos cumplen los checks de esta feminidad normativa, mientras que aquellas que no lo cumplen permanecen al margen, no pudiendo acceder a derechos (pensamos en las mujeres trans, lesbianas, etc.), siendo invisibilizadas en los medios (mujeres racializadas, gordas, viejas, etc.) o cargando estigmas sociales (mujeres estériles, solteronas).

La feminidad normativa en la ropa

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Nosotres queremos agregar un paso más a la lista de Rosa Cobo: la creación de una imagen idealizada que represente todo este aparato discursivo.

Así, no podemos olvidar el rol de la imagen personal como mecanismo para saber quiénes sí y quiénes no están poniendo en acción estos imperativos. El verse femenina es sinónimo de vestirse con prendas tradicionalmente asociadas a este grupo y el uso de maquillaje y diversos productos de belleza, a diferencia de la poca importancia que el hombre debe atribuirle a su imagen personal.

¿Quién no escuchó alguna vez en su vida el mandato: ‘vístete como mujercita’? Este imperativo nos lo refuerzan, sobre todo, en el colegio cuando se utilizan los uniformes diferenciados por sexo y se legitima cada vez que vamos a un retail con secciones de ropa para hombres y ropa para mujeres.

Así, recordar que a muchas de nosotras nos han llamado machonas o ‘niños’ por llevar ciertas prendas reafirma la idea de que la ropa también se lee como un indicativo de la adhesión a la feminidad normativa.

Teniendo eso en cuenta, volvemos a la idea que la feminidad normativa es necesaria para el desarrollo de una sociedad patriarcal. Así, Jean-Jacques Rousseau, el denominado Padre de la Democracia (¿por qué nunca se habla de una Madre, a parte de la Madre Naturaleza?), planteaba que “si la mujer pudiera elevarse tan bien como el hombre a los principios, y el hombre tuviera tan bien como ella el espíritu de los detalles, siempre independientes uno de otro viviría en discordia eterna y su sociedad no podría subsistir” [subrayado propio]. O sea, para que la sociedad funcione se necesita que las mujeres no se metan en las labores que ‘por naturaleza’ se les fueron asignadas a los hombres.   

¿Y esto cómo moldea también la representación de las feministas en los medios?

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De acá ya todo cae por su propio peso.

Como menciona Sara Mateos, “en la propia génesis del contrato [social] y en su mantenimiento, está la necesidad de esa posición relegada de las mujeres para el sostenimiento de las modernas democracias, convirtiéndolas así en patriarcales”, entonces ¿Qué pasa cuando las mujeres estamos cuestionando todo y atreviéndonos a cruzar la raya? ¿Los hombres, quienes construyeron su propia sociedad, se iban a quedar de manos cruzadas? Obvio que nop.

Recordemos que, según la politóloga española, “del hecho biológico de la capacidad de engendrar se desprende que las mujeres están más próximas a la naturaleza y son, esencialmente, biológicamente, más dulces, cariñosas, sensibles, bondadosas, etc. que los varones”.  Si las mujeres tenemos que ser dulces y cariñosas, entonces luchar por nuestros derechos probablemente nos haga, desde la óptica patriarcal, fallar como tales. No luchamos con cariñitos.

¿Qué pasa, entonces? Ante el miedo de que “la sociedad (aquella hecha por y para hombres) no pueda subsistir”, solo les queda exponer a quienes nos levantamos como las ovejas negras de la feminidad normativa. No hay espacio para que se cuestione este discurso (porque recordemos que si se cae la feminidad normativa, se cae la sociedad patriarcal).

Aquí viene lo que planteamos en el tema principal: ¿Cómo le hace el patriarcado para gritar que las feministas somos las ovejas negras? Pues, lo hace posicionándonos en el margen de la feminidad normativa, como ‘mujeres resentidas y llenas de odio –ejem, feminazi-’, es decir ‘malas mujeres’, mujeres que quieren ir en contra de todo lo que se ha hecho en la sociedad.

Así, las feministas en los medios tienen que retratarse subvirtiendo los elementos de la feminidad normativa: no pueden ser cariñosas ni amables, usualmente lesbianas, (y tal vez por eso) odian a los hombres, no les importa su cuidado personal y no usan prendas femeninas. ¿Cuándo has visto un personaje feminista en alguna peli o serie que utilice tacos o una falda floreada?

El retrato anti-feminidad normativa de las feministas en los medios es la forma en la que la sociedad patriarcal expulsa a estas mujeres y las vuelve personas a las cuales tener miedo o hasta ridiculizar para quitarles poder. Es decir, esta representación es creada, nuevamente como todo, desde y para la sociedad patriarcal.

Ya explicamos de dónde sale esta construcción de la imagen de la feminista en los medios, ahora demostrémosla con ejemplos.

Algunos ejemplos de la representación patriarcal de las feministas en los medios

Es importante recalcar que esta representación patriarcal solo toma aquellos que se autodenominan abiertamente feministas y que luchan activamente por tal causa. Aquellas que se asocian solapamente al feminismo luchando por alguna causa desde sus trincheras, al parecer no muestran estas característas que describimos arriba. La representación patriarcal solo ‘afecta’ a quienes sí incomodan al sistema con sus marchas y demandas colectivas. Tiene sentido.

Kat de la película 10 cosas que odio de ti

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Kat Stratford es abiertamente feminista, considerada en su escuela como alguien apática, rara y que odia a todo el mundo. Los hombres de su escuela creen que es lesbiana por lo que hacen una apuesta con el personaje central masculino.

Se diferencia del resto de personajes mujeres de la película no solo por su actitud sino también por su look, el cual es despreocupado, con prendas básicas y sin mucho cuidado.  

Jessi de Big Mouth

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Jessi Glaser es también abiertamente feminista en su escuela, liderando marchas. Es retratada como una adolescente amargada y depresiva que no se lleva bien con las demás personajes mujeres de su escuela menos con Missy. En un capítulo futurista de la última temporada se rapa un costado de la cabeza y se vuelve muy violenta.

Se diferencia del resto de sus personajes pues Jessi se opone a sexualizar su cuerpo (excepto en un capítulo sobre los sostenes) y a buscar llamar la atención de los hombres con su apariencia, por lo que su vestimenta consta de prendas básicas a diferencia de los otros personajes mujeres.

Diane de Bojack Horseman

Diane Nguyen se autodenomina como feminista de la tercera ola. Es el único personaje feminista de la serie y es depresiva y ansiosa. También retratada como alguien amargada o que no puede ver lo positivo de la vida pues siempre está criticando todo.

Como varios personajes animados, se le ve en la mayoría de capítulos con su look insignia, el cual consta de una chaqueta, un jean y unas botas negras.

Alex de Modern Family

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Alex Dumphy es la hija del medio que es feminista e intelectual. Usualmente es molestada por su hermana mayor, Haley, porque no se arregla como una ‘mujer’ ni le interesan los chicos.

A diferencia de Haley, Alex viste en la mayoría de capítulos prendas que su hermana considera varoniles. De todas maneras, el personaje de Alex a la mujer feminista masculina mientras que Haley es aquella que se mantiene en la feminidad normativa.

Para terminar un tip que consideramos valioso para poder entender esta construcción de las feministas en los medios, es siempre chequear quiénes son los creadores, guionistas y directores detrás. Tengamos presente que la mayoría de productos audiovisuales se crean desde equipos mayormente compuestos por hombres.

Fuentes utilizadas

  • Amorós, C (1997) Tiempo de feminismo. Sobre feminismo, proyecto ilustrado y postmodernidad. Madrid: Cátedra.
  • Beteta, Y. (2009) Las heroínas regresan a Ítaca. La construcción de las identidades femeninas a través de la subversión de los mitos. Investigaciones feministas, vol. 0, pp.163-182
  • Cobo, R. (1992) Democracia y patriarcado en Jean-Jacques Rousseau. Tesis doctoral UCM. Extraído de:
  • Mateos, S. (2013) “Construcción de la feminidad normativa y sujeto político”. Investigaciones feministas vol. 4, pp. 297-321
  • Rousseau, J (1997) Emilio, o de la educación. Madrid: Alianza Editorial

Portada por Lorena Naveda

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