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Discusiones

Mucha idealización y poca formalidad: ¿Cómo es trabajar en moda en el Perú?

Trabajar en moda puede ser el sueño de muchxs; pero, en un país con una industria local que no está creciendo tanto en comparación a las ofertas académicas que han ido apareciendo en los últimos años, ¿qué tan sencillo es conseguir trabajar en moda? ¿es realmente tan lindo como parece?

Ingresé a la universidad a estudiar diseño y gestión de moda en el 2012. Para ese entonces, ya había visto el currículo de muchas universidades del extranjero donde la carrera ya tenía décadas. Soñaba con ir al Central Saint Martins o a Parsons en New York. Los cursos se veían increíbles. Los portafolios de los alumnxs, ni hablar; me parecían de otro mundo, alucinantes. Sin embargo, en el Perú, la oferta educativa en aquella época aún era muy limitada.

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Recién en el 2012 una universidad en Lima se animó a ofrecerla. Aún recuerdo la primera vez que vi el folleto de la carrera. Yo estaba anonadada porque por fin podía ver un poquito de lo que veía en esos currículos increíbles de Parsons aquí.  Y recuerdo bien el folleto porque había una sección titulada: “Campo laboral”.

Chambas como “director creativo”, “jefe de diseño”, “visual merchandiser” y “stylist” quedaron bastante grabadas en mi memoria. Aquí es, dije. Este es mi sueño. Y aquí estoy, casi 10 años después, para contar un poco sobre mi experiencia al trabajar en moda.

Todxs estamos un poquito “capacitadxs” para el desempleo

1Granary es una plataforma creada por estudiantes del Central Saint Martins de Londres (irónicamente, la universidad con la que yo siempre soñé) en el que se tocan temas relativos a los problemas estructurales de la industria de la moda en Europa. Personalmente, recurro mucho a ella porque me ha servido para darme cuenta de que el elitismo, la discriminación y la precarización del trabajo en esta industria, no sólo es un problema en Latinoamérica.

El artículo “Trained for unemployment” (o “Capacitados para el desempleo”, en castellano) señala: “Las instituciones de moda publicitan y venden un sueño difícil de cumplir. Te dicen que, si vienes aquí y gastas todo tu dinero en educación, te convertirás en parte del círculo íntimo”.

Y sí, creo que nunca leí nada tan cierto. La idealización de la industria de la moda es tal, que hasta los currículos y los folletos de los que les hablaba al comienzo tienen una cuota de fantasía. La moda, sin lugar a duda, comprende un circuito tan limitado, que muy pocxs podremos llegar a tener los trabajos que el folleto promete.

trabajar en moda
Si creías que trabajar en moda iba a ser como en esta peli, pues no. Fuente: Google.

Los problemas estructurales de la industria, entonces, nos afectan tanto a nosotrxs, como a quienes se graduaron del CSM (Central Saint Martins, por si acaso). Y es necesario reconocerlos para poder entender el trasfondo de cada una de las desventuras que se viven al tratar de hacerse un espacio en la industria de la moda en el Perú.

No se vive de “exposición”

Te gradúas de la carrera. Pasaste varios años estudiando al igual que tus amigues que estudiaron ingeniería o marketing. Tus papás o tú tuvieron que gastar muchísimo dinero para acceder al privilegio de contar con educación superior.

Sales y empiezas a buscar prácticas, si es que ya no lo habías hecho antes de egresar. Y aquí es cuando te chocas con una gran sorpresa: muchas de estas prácticas no son remuneradas. Muchas de ellas prometen “exposición”, o tal vez una “gran oportunidad” para armar tu portafolio, o para hacer contactos.

Es impresionante la cantidad de trabajos así, y de lo normalizado que tenemos esto de trabajar gratis, tal vez con la esperanza de que esa chamba pueda volverse una oportunidad para encontrar algo mejor, o para ser visto por alguien que sí pueda pagarnos.

Pero, siendo sincerxs, ¿quién vive de “exposición”? Nunca he podido pagar mis deudas con “exposición”. ¿Aceptan “exposición” en el mercado? Poder vivir haciendo trabajos gratis es un privilegio inmenso. Es también un primer obstáculo para definir quienes pueden seguir haciendo carrera en el mundo de la moda.

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Conozco amigues que han tenido la oportunidad de trabajar con diseñadores conocidxs en el medio a cambio de cero soles de sueldo y un montón de “exposición”. Gente que ha ayudado en desfiles a cambio de nada y otrxs quienes tuvieron la “suerte” de que les pagaran alguito (siempre menos que el salario mínimo vital).

Qué cool suenan los nombres en inglés, ¿no?

Uno de mis primeros trabajos en moda fue haciendo visual merchandising en una empresa con tiendas y corners por todo Lima. Siempre tuve mucha curiosidad por probar con todas las áreas posibles para irme dando cuenta dónde me sentía más cómoda, por lo que no dudé en buscar todas las opciones posibles para trabajar en moda.

Además, el ser “visual merchandiser” me sonaba recontra cool. Y sí, seguro pudo serlo en otras condiciones, sin embargo, lo que yo encontré fueron largas jornadas laborales teniendo que ir por todo Lima en micro (las movilidades no estaban incluidas) para arreglar en tiempo récord al menos 3 o 4 tiendas en un día. Además, no había posibilidad alguna de estar en planilla. Todxs lxs que trabajaban ahí lo hacían por recibo por honorarios, sin importar la cantidad de años que pudieran pasar en el mismo puesto.

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Tiempo después intenté pegarla de asistenta de styling. Pero esta chamba, por más que tenga un nombre cool, no es nada fancy. Ser asistente de styling básicamente es planchar o vaporizar decenas de prendas rápidamente para vestir a lxs modelxs al momento. Es correr de un lado al otro para asegurarte de que no haya desperfectos visibles en las fotos o videos. Y, además, claro, es chambear muchas veces bajo un trato de palabra. Pocas veces con recibos por honorarios, y menos veces con una sensación de estabilidad laboral. Podría afirmar que es una chamba escasa y que no se encuentra mandando tu CV en Bumeran. Casi siempre hay que “conocer a alguien”.

¿Y diseñando?

Como diseñadora de moda, pasé por muchas entrevistas para poder conseguir chamba en el pasado. Alguna vez incluso me preguntaron si había viajado al extranjero, pues era “básico” conocer el mercado de fuera para poder tener “inspiración” (Ajá, sí, claro).

En este mismo lugar me preguntaron si estaba segura de querer postular, pues el sueldo que ofrecían era tan bajo que probablemente no me iba a alcanzar para ir tan lejos todos los días.

Alguna otra vez, conseguí trabajo en una empresa en la que la infraestructura de las oficinas era bastante peligrosa. El área de diseño y el taller de confección sólo tenían una salida que conducía a una escalera de caracol bastante angosta. No había áreas comunes y el horario era de lunes a sábado, de 8am a 7pm. No había planilla. Y claro, había que hacerle recordar al jefe que tenía que pagarme cada fin de mes. Diseñaba en una computadora tan lenta, que tenía que llevar la mía para poder llegar a tiempo con las entregas.

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Y es que, en ninguna de estas chambas, el trabajar en moda me pareció cool como en las fotos de los folletos que encontré buscando universidad o instituto. Muchas de estas experiencias ni siquiera me parecieron legales. Encontré muchísima informalidad. Muy pocas ofertas de trabajos estables y formales, con planilla, beneficios de ley o a los que podía acceder mediante entrevistas y exámenes y no “por conocer a alguien”.

Además, estas irregularidades se extendían a costurerxs, patronistas y otrxs trabajadores. Yo, sin embargo, tuve el privilegio de poder renunciar cuando llegaba a mi límite. Por otro lado, estaban quienes no podían quejarse porque el perder el trabajo significaba perder su único sustento.

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Abrir el diálogo

Como verán, trabajar en moda en el Perú no es sencillo. Tampoco creo que haya un diálogo abierto acerca de la problemática de muchos de estos trabajos (sobre todo los que tienen nombres bonitos en inglés) como para que quienes estén interesadxs en el tema puedan saberlo antes de aventurarse a elegir qué estudiar o de qué trabajar.

Y claro, tampoco es que todo sea fatal. Hay empresas correctas, así como ofertas laborales formales. Sin embargo, mientras estas sean escasas, a la mayoría de quienes salimos de la carrera de diseño nos tocará encontrarnos en el camino con experiencias como las mías: con mucha idealización y poca formalidad.

Y mientras sea así, creo que se hace necesario compartir estas experiencias para que, poco a poco, sean menos normalizadas y todxs podamos empezar a encontrar mejores opciones.


Portada por Lorena Naveda

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