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Decidí convertirme en Lolita por unas horas y esto pasó

En Craps nos gusta ponernos en los zapatos de los otros y pasar nuevas experiencias. No es lo mismo decir algo como espectador, que vivirlo desde nuestra propia experiencia. Es por ello, que decidí convertirme en lolita por un par de horas y ver cómo se siente salir a las calles y enfrentar las miradas.

Sabía, por la entrevista que habíamos hecho, que era jodido. Pero no sabía qué se siente llevar toda la indumentaria lolita y salir a la calle vestida así. Con la gran ayuda de nuestras amigas Vanessa (de Lolimafia) y Moon (de Harakiri Kei), llevamos a cabo esta hermosa experiencia.

Transformación

Acompañada de Gabriela, quien realizó el hermoso registro visual de toda la experiencia?, llegamos a la casa de Vanessa el domingo pasado. Hasta ese momento, solo pensaba en cuán cómoda o incómoda me sentiría al convertirme en lolita. De cualquier forma, pensaba que sería una experiencia bravaza.

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Antes de convertirme en lolita. Foto: Gabriela Aranda para Crapsforyou

Lo primero que tenía que hacer era escoger el vestido que me pondría esa tarde. De hecho, Vanessa tenía un montón de vestidos, así que fue una gran ayuda cuando me enseñó cuales podrían ir con las panties negras que había llevado. Sí, las lolitas usan siempre usan panties, así sea verano.

Antes de escoger el vestido, hurgué entre varios otros. Habían unos muy muy bonitos, pero que, lamentablemente, eran para ser usados con panties blancas ??

Por la entrevista que le había hecho a Vanessa el año pasado, sabía que la indumentaria lolita no es solo el vestido. Hay capas y capas debajo del vestido, que se ponen antes para darle el volumen indicado. Asimismo, tenía que tener una blusa debajo del vestido. Parte de las reglas de vestimenta de las lolitas es que no se puede dejar ver muchas partes del cuerpo, es por ello que el vestido tiene que tapar las rodillas y la blusa no puede dejar enseñar los hombros.

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Escogiendo los vestidos. Foto: Gabriela Aranda para Crapsforyou

Cada vez que me ponían una prenda nueva era un pasito más fuera de mi zona de confort. Cada vez, también, me preocupaba más del calor que sufriría al salir de la casa de Vanessa. “Tienes suerte que hoy día no salió sol”, recuerdo que me dijo Moon al verme media preocupada cuando me pusieron el pettitcoat (el doble enagua blanco y negro). Luego de toda la experiencia de convertirme en lolita, puedo decir que, efectivamente, sí tuve mucha suerte.

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Las malditas panties. Foto: Gabriela Aranda para Crapsforyou
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Los zapatos de Alicia en el País de las Maravillas. Foto: Gabriela Aranda para Crapsforyou

Los tacos son bien al estilo de una fiesta del té. Me hicieron recordar a Alicia en el País de las Maravillas y me sentí una princesita, aun cuando no tenía idea de cómo estaba luciendo.

Los últimos toques para convertirme en lolita

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Todos los accesorios de Vanessa y Moon. Foto: Gabriela Aranda para Crapsforyou

Los accesorios son una parte súper importante en la indumentaria lolita. Ellas suelen utilizar peluca, maquillaje muy cargado (o al menos desde mi perspectiva), accesorios en cuello y manos, y tocado (accesorios o decoraciones) en el cabello. Asimismo, a veces también utilizan elementos complementarios como una sombrilla en época de verano.

En este último paso en el proceso de convertirme en lolita, ya me sentía mucho más cómoda con el pettitcoat y el vestido. De hecho era raro ver tanta pomposidad en mi ropa (recordemos cómo llegué vestida a la cita), pero esa sensación de rareza me hizo también sentirme como una niña que quería jugar con su ropa nueva.

Primero fue la peluca. Nunca me había puesto una peluca en mi vida y se sintió raro ver rulos ajenos sobre mis hombros. No tenía ni idea de cómo me estaba quedando. Moon y Vanessa me dijeron que el afán de convertirme en lolita por unas horas venía con la restricción de no verme al espejo hasta que todo el proceso haya terminado. Cuando acepté, me estaba ya muriendo de la curiosidad.

Luego de la peluca, vino el maquillaje. Todo bien, nada fuera del otro mundo… hasta que llegaron las pestañas postizas. La cosa más rara del mundo. Cuando me las pusieron sentía que mi rango visual había disminuido, estaba viendo menos y sentía que mis ojos estaban entrecerrados. Vanessa me dijo que por esa misma razón nunca las utilizaba, pero Moon me dijo que ella ya se había acostumbrado y que ahora difícilmente sale a la calle sin ellas. Luego de pasar por esta experiencia, creo que me voy más para el team de Vanessa.

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Los anillos son muy importantes en la estética lolita. Foto: Gabriela Aranda para Crapsforyou

Mientras que Moon me maquillaba, Vanessa me ponía los accesorios en el cuello y en las manos. Ese momento en el que me estaban arreglando, probablemente ha sido el momento que más mimada me he sentido. Solo podía pensar: Yass, i’m a queen.

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Vanessa y Moon dando los últimos toques. Foto: Gabriela Aranda para Crapsforyou

Con todo listo, pero aún sin verme en el espejo, no sabía si sentir que me veía bravazo o si había sido un fail total. Necesitaba feedback, referencias, comentarios. Lo único que sabía es que había salido de mi cotidianeidad, de mis ropajes de todos los días y no lucía como en cualquier otro día.

Podía armar una imagen con los fragmentos de lo poco que veía, como los rulos de la peluca que caían por mis hombros, los anillos que tenía en los dedos, la pomposidad de mi vestido y los zapatos de Alicia en el País de las Maravillas. Pero nunca habría podido tener seguridad de cómo estaba luciendo en ese momento. Solo escuché a Gabriela que en un momento dijo que me veía como una muñequita. Gracias por el único comentario que escuché en todo ese proceso, amiga? .

¡Llegó la hora de verme… y salir!

Luego de mucha espera y de sentir capa tras capa de cosas en mi cuerpo a las cuales no estaba acostumbrada, ya estaba lista. ¡Había terminado el proceso de convertirme en lolita! Tráiganme un espejo, por favor.

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Momento crucial. Foto: Gabriela Aranda para Crapsforyou

De hecho, estaba bastante sorprendida por cómo lucia. No llegué a verme de cuerpo entero hasta que Gabriela me pasó las fotografías (o sea, hace unos días), pero el solo verme la cara con un maquillaje extraño para mí (aka pestañas postizas), peluca y muchos accesorios en el cuello y cabello, era un enorme ¡wow!

Recuerdo que lo primero que se me pasó por la mente al ver mi reflejo fue “creo que debería maquillarme así más seguido”.

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El merecido antes y después. Fotos: Gabriela Aranda para Crapsforyou
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Mi look lolita. Foto: Gabriela Aranda para Crapsforyou

Para desgracia de mi ego, no tuve mucho tiempo para contemplar mi nueva cara, pues mi nueva imagen tenía que mostrarse al mundo exterior. De hecho, creo que si hubiera habido un espejo de cuerpo completo, me hubiera quedado contemplando mi reflejo por un buen rato.

Gabriela me tomó un par de fotos antes de salir y pasamos la puerta de Vanessa con rumbo al parque Reducto.

Expuesta, pero no en un mal sentido

Los primeros minutos estando afuera recuerdo que estaba muy consciente de cómo estar con toda esta ropa y accesorios cambiaba mi caminar y mi postura.

Obviamente, también estaba muy alerta viendo la reacción de todo aquel que se cruzaba conmigo.

A diferencia de la vez que entrevisté a Vanessa en su parque estando ella de lolita, no percibí tantas miradas. Tampoco vi que algún carro bajara la velocidad para observarme. Pero, obviamente, sí habían personas que se quedaban mirándome.

Pensé que la sensación de exposición (y con ello de vulnerabilidad) sería como la que siento cuando salgo a la calle sola y con ropa medianamente apretada. Pero no fue nada así.

Me sentía bonita. No bonita de sexy o super fashionista, sino una sensación de sentirme bonita como una muñeca de porcelana. No una que necesita cuidados porque es frágil, sino una que funciona como un tesoro para sí misma.

Al convertirme en lolita, también, me sentí fuerte. Probablemente sea por la pomposidad del vestido, pero me sentía un poco imponente. El hecho de vestirme marcadamente distinto, afianzaba una sensación de “yo sé lo que quiero”.

Por estas dos razones, siento que las miradas no las interpretaba como una amenaza. De cierto modo, me sentía por encima de esas miradas. Como una lolita que está segura de cómo luce y que le encanta cómo luce, podía esquivar cualquier inseguridad. No me encantaba recibir las miradas, pero tampoco me molestaban tanto.

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Nuevamente, tal vez fue porque estaba en grupo o porque estaba en Miraflores.

Eso sí, lo bonita y fuerte fueron sensaciones independientes al contexto. Ambas fueron consecuencia de cómo yo me relacioné con la indumentaria y lo que esta generó en mí, desde que me vi al espejo.

Hora de volver a la normalidad

Con mis pies matándome, retornamos a la casa de Vanessa.

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Ya no podía más con los pies. Foto: Gabriela Aranda para Crapsforyou

Si bien fue una experiencia positiva el convertirme en lolita, necesitaba también volver a sentirme en mi yo cotidiano.

Así como fue muy bonito verme como lolita, también fue hermoso sentir cómo se iba.

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Mi cara dice todo. Foto: Gabriela Aranda para Crapsforyou

Sacarme los tacos, la panty, el vestido, el pettitcoat y la blusa era un respiro ya necesario. Volver a mi polo y mi pantalón se sintió como cuando regresas a tu cama luego de estar de viaje. Mi cuerpo y mi yo volvieron a su casa.

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¡¡Respiro!! Foto: Gabriela Aranda para Crapsforyou

Y mi cara, con todos sus defectos sin tapar, también.

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Chau maquillaje, chau pestañas postizas. Foto: Gabriela Aranda para Crapsforyou

Fue muy placentero salir de y regresar a mi cotidianeidad.

Sin duda alguna, convertirme en lolita fue una experiencia muy hermosa. Asimismo, me hace admirar muchísimo más a estas chicas. Para ellas no es un problema salir con todo esto a la calle. Tal vez sea porque no tengo el corazón lolita, pero pasar por este proceso de forma voluntaria y frecuente es un chambón.

Sé que lo que experimenté no es, probablemente, ni un 10% de lo que ellas experimentan. Hay más comentarios que pueden resultar molestos (como los que me comentaba Vanessa en la entrevista pasada), los viajes en Metropolitano o taxi pueden ser tediosos y el calor, un real infierno. Y estas chicas continúan haciendo lo que les gusta. Eso creo que es para aplaudir???.

Henshin Lolita: ser lolita por un día

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Henshin Lolita es una actividad experimental organizada por Lolimafia (a cargo de Vanessa) y Harakiri Kei (a cargo de Moon). Esta actividad tiene como objetivo introducir a chicas que les interese esta estética al mundo lolita.

Como mencionaba Vanessa, ser lolita es caro, así que antes de aventurarse ciegamente a comprarse su primer vestido, esta actividad ayuda a estar más seguras con su compromiso. En esta actividad Vanessa y Moon te prestan el vestido lolita que quieras, te maquillan, te ponen los accesorios y te toman fotografías para que las tengas de recuerdo ?

También es una hermosa experiencia para quienes quieren probar ser lolita por un día, como yo.

Para más info sobre esta actividad que se estará desarollando a lo largo de todo el año 2019, pueden escribirle al Facebook de Lolimafia, Harakiri Kei o Henshin Lolita.

 

Foto de portada: Gabriela Aranda