Discusiones

Depresión en código kawaii

Japón siempre ha sido el centro de un sinfín de fenómenos considerados para Occidente como “raros”, y muchos de estos, tienen que ver con la expresión en colectividad y la estética. Un claro ejemplo son las tribus urbanas, aquellas como los visual kei o las lolitas que se centran en performar su identidad grupal a través de un indumento particular.

Dentro de la inmensa diversidad estética de los grupos juveniles de Japón, lo kawaii (o “tierno”) se ha mercantilizado de forma global a muchos países de Occidente. Hello Kitty es un claro ejemplo de ello. La estética kawaii, como bien su nombre lo indica, se centra en ropa y accesorios con diseños de animales u objetos animados (usualmente con ojos grandes y con rubor) en una paleta de colores pasteles y acompañados de símbolos positivos como arco iris, pasteles, estrellas o corazones. Lo kawaii exalta lo excesivamente tierno, dulce y hasta inocente, lo que permite transmitir un aire de vulnerabilidad para quien lleva esta indumentaria.

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Ejemplo de estética Kawaii. Extraído de Google Imágenes
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Kawaii girl. Extraído de la página web de Tokyo Fashion
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Kawaii girl. Extraído de la página web de Tokyo Fashion

Pero, ¿qué pasa cuando te gusta lo kawaii pero no te sientes tan positiva? El resultado es Yami Kawaii (o “enfermo tierno”). Esa vulnerabilidad tierna que expresa lo kawaii lleva a su derivado más oscuro, que mezcla los colores pasteles y lo tierno con simbología relacionada a la salud mental y el suicidio. Las jeringas rosas, las píldoras y la cuerda para colgarse va acompañado de un maquillaje que simula el aspecto de alguien enfermo: cara pálida y tono rojizo en los párpados inferiores.

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Kuua Oyasumi, influencer y artista de Yami Kawaii. Imagen extraída de su cuenta de Instagram
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Kuua Oyasumi, influencer y artista de Yami Kawaii. Imagen extraída de su cuenta de Instagram

Esta tribu urbana emergente propone expresar a partir de la vestimenta y la imagen personal el tema de la adicción, la depresión y el suicidio en Japón, un país donde la salud mental es un tema no prioritario e incluso tabú, pues es relacionado con la debilidad y la falta de autocontrol. En este país, donde el tema de la soledad genera fenómenos como los hikkikomori (personas que se aíslan a vivir en su cuarto) o el café de gatos (donde uno paga por compartir un espacio lleno de gatos con los cuales jugar), los Yami Kawaii son una voz que busca ayuda y amor a través de la expresión personal.

La salud mental y el cómo lidiar con ella se confina al espacio personal y privado de la persona: ya sea desde el aislamiento voluntario, llevar terapia personal o pagar por estar con gatitos, las complejidades y afecciones de la psiquis no son habladas ni tratadas en el espacio público. El problema es solo visible para uno mismo. Los Yami Kawaii parecen desafiar esta visión, y están interesados en compartir sentimientos y pensamientos que usualmente solo se guardarían para un especialista, un amigo cercano o para sí mismo.

Para los Yami Kawaii, el indumento es una forma de terapia, en donde se comunica de forma simbólica cómo ellos se sienten dentro de la sociedad o respecto a sí mismos. Incluso, puede verse como una herramienta política, pues recordemos que Japón es uno de los países con más alto índice de suicidios entre sus pobladores.

Nuevamente, la vestimenta es mucho más que solo prendas de vestir combinadas. Por el contrario, es la forma para exteriorizar y comunicar una identidad o estado, y los Yami Kawaii lo utilizan para expresar algo que no puede ser hablado pública y abiertamente. No es solo ropa bonita o “cute”; ni tampoco es una expresión exclusivamente individual.  Yami Kawaii hace uso de una estética masiva y representativa de la cultura juvenil de Japón, para hablar de algo completamente contracultural, como lo es la salud mental. Finalmente, es una cuestión de visibilizar un problema que la sociedad japonesa se rehúsa a ver.

No quiero terminar este post sin antes volcar este caso a una reflexión o un cuestionamiento en nuestra sociedad. En otros posts he argumentado que Lima tiene una alta censura a la diversidad en cómo nos vestimos (lo que puede generalizarse hacia otros aspectos). Entonces, ¿esta uniformización de la indumentaria, guiada por el “buen vestir” y reproducida por el miedo a ser tildado de “huachafo”, no podría estar generando que estemos pasando por alto el potencial de la vestimenta como herramienta simbólica (y política) para empezar a decir algo que no se quiere/puede decir en sociedad?

¿Qué opinan?

 

*Ilustración de la portada: Manga Menhera-Chan del artista Ezaki Bisuko. http://menhera-chan.tumblr.com/