
La dicotomía que mueve la moda: ¿imitar o ser “originales”?
“Yo no sigo ninguna moda”, “No tengo tiempo para preocuparme qué vestir o qué no”, “Usaré esta nueva prenda porque está de moda”. Cuantas veces hemos escuchado comentarios parecidos de personas que muestran despreocupación por lo que visten y por otro lado de personas que siguen un patrón de moda. Es así como funciona el sistema moda, lo creamos o no, todos estamos sumergidos dentro de ella. Así no busquemos ser parte de algo, lo somos. Nos columpiamos en este vaivén de imitar y ser originales.
El sistema moda
Desde los primeros estudios sociológicos, la moda se consideró una necesidad psicológica debido a que los individuos al buscarla, inconsciente o conscientemente, la relacionaban con el hecho de definirse a sí mismos, mostrar libertad, buscar relacionarse con los demás o sentirse satisfecho. Asimismo, se hacía imposible disociar la moda con la historia, ya que está determinada por un contexto social, con razones sociales y estéticas para su uso. Sin embargo, hoy en día se yuxtaponen distintas formas de visibilizar la moda. Lo que para uno es moda, no necesariamente lo es para el otro, pero tampoco deberíamos cuestionarnos qué es lo que realmente está de moda en nuestra época; pues la moda aparece en distintos matices para la variedad de gustos y preferencias.
Además, es posible visibilizar que la moda no actúa sola. Es considerada como un sistema que posee mediadores para reproducir sus nuevas tendencias e incluso se considera que es una de las razones para que el fenómeno moda persista en un campo más amplio como el industrial. Un ejemplo de ellos es que la moda al poseer un corto tiempo de duración, las agencias buscan insumos más bajos y a precios accesibles para el consumo de las personas. De aquí se genera el inicio de las modas rápidas o fast fashion con Zara, Hym, Shein, etc. Entonces, la moda al estar al servicio de la industria económica capitalista busca controlar a las masas y convertir a los sujetos dispuestos a entrar a este sistema en consumidores insaciables.
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El producto funciona con relación a su manera de distribución, por ello tan importantes son las agencias de los medios quienes rigen la difusión de la moda. Por ejemplo, a las pasarelas donde ya no se fotografía solo a las modelos, sino al público ya que dentro de este grupo se encuentran los futuros influenciadores, sujetos que imponen de manera indirecta la moda a los espectadores, es más se usan a los llamados “influencers” para que jueguen el rol de modelos. Por ello, algunas empresas creen que es suficiente tener contacto con estas personas para promocionar nuevas tendencias. En este caso, su mayor preocupación es buscar la manera de influir en los influenciadores, quienes se considera que poseen carácter capital social, cultural y económico para servir de referencia como imagen ante el resto.


En consecuencia, la moda funciona como un sistema de procesos socioeconómicos y culturales, debido al impacto de la globalización y las nuevas sociedades de consumo. Se adapta a los cambios que surgen en los gustos de los consumidores (esto es más visible en los pequeños negocios). Además, la moda expresa valores simbólicos en los individuos, pues la ropa participa como un objeto intermediario para la socialización y control social, pero también como un medio para contradecir al resto.
Más allá del Sistema moda
Los jóvenes en la actualidad tienden a cambiar y agregar nuevos artículos a su ropa conforme a las experiencias que están pasando ellos mismos y su entorno. Los individuos están marcados por tendencias que revelan un nuevo cambio constantemente, por lo tanto, los diseñadores, piezas esenciales para la reproducción de las modas, ahora a través de sus creaciones artísticas no solo tienen que rendir cuentas económicas a esta industria, sino que para llegar a ello tienen que resaltar las distintas personalidades, respetar el cuerpo que conviene a cada individuo y sobre todo rescatar la esencia propia de cada persona.
Crear una imagen de moda consiste en llevar un mensaje comunicativo que va más allá del objeto material de ropa en sí, a decir verdad, estas prendas son el medio para definirnos a nosotros mismos y socializarnos. Este es el significado valioso que debemos rescatar de la moda. Por ello, se considera la peculiaridad de la moda para informar y comunicar a través del vestido significados que dependen necesariamente de un grupo social para traducir este mensaje. Considerando así a la moda como una de las formas de expresión de nuestra identidad más visible en cuanto a nuestro consumo.
Ser anti-moda
Es así como los individuos intentan comunicar su oposición y marcar un estilo de vida diferente a lo que las masas proponen, el ejemplo más conocido es el de los hippies. El nuevo propósito de la moda es que los individuos quieren reconocerse como ellos mismos y no como parte de un grupo, por lo tanto, lo que se solía indicar de moda y su característica de imitación, pierde absoluto sentido. Ahora, se intenta resaltar la autoestima y la originalidad.
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Esta forma de expresarse surge por el afán de desligarse de las convenciones de la moda, pero con un discurso de por medio. Por ejemplo, el surgimiento del fenómeno hippie vino acompañado de discursos políticos y de un sentido de comunidad. Mucho más que sus atuendos, era el rechazo a las guerras que sucedían en esa época.
La opinión de que el mundo de la moda está organizado en función a las necesidades de las clases sociales altas, se desmitifica con el discurso simbólico que expresan los jóvenes, sobre todo con la aparición de las modas subculturales. Se pronuncia en este entonces una distinción entre los estilos de vida y la pertenencia al sector social. Por ejemplo, algunos de los discursos de la moda vintage son ser una respuesta a la moda rápida, la publicidad masiva y la preocupación hacia una moda más consciente y ética.
Imitar, pero también ser original
Por una parte, mediante su vestido los individuos buscan ser originales frente a lo tradicional, por otro lado, buscan integrarse en algún grupo mediante la socialización de su apariencia. Ambos conceptos de imitación y diferenciación, la necesidad de ser uno mismo, pero también relacionarse con el otro es una característica más que todo del sujeto contemporáneo en la búsqueda de su identidad. Entonces es cuando la moda asume un papel integrador y que permite al individuo posicionarse a través de la oposición, pertenecer y distinguirse.
La distinción, el querer ser diferente y original ante el resto y la unificación, no sentirse rechazado por algún grupo social, a pesar de encontrarse en polos opuestos, ambos son factores que tienen como objetivo moldear la personalidad y la moda, como también alcanzar la sensación de seguridad. El individuo se siente más seguro de sus actos, es libre de las decisiones que toma debido a que se encuentra incluido en una comunidad y no tiene que buscar destacarse de esta. Incluso se podría decir que esta es necesaria para la vida social de los individuos, pues si no existiera, no habría necesidades nuevas que cubrir ni presumir.
Portada por Lorena Naveda
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Antropóloga e investigadora en proceso, que busca descentralizar la Moda analizando y cuestionando paradigmas. Amante de lo vintage y libros sobre historia del vestido y el cuerpo.