
¿Nos importa más que la ropa vintage esté de moda o su valor histórico?
¿El uso de ropa vintage se ha reducido en los últimos años al solo hecho de usar una prenda antigua perdiendo el real significado de lo que engloba el estilo “vintage”? Probablemente en más de una ocasión has comprado alguna prenda o accesorio vintage que te pareció cool, ¿pero te detuviste a pensar si es que esta prenda tuvo alguna historia detrás? Seguramente no, porque solo lo viste como una prenda más para tu closet, algo que no tiene nada negativo.
En las conversaciones con un grupo reducido de personas que visten vintage, encontramos que existen características marcadas para aquel que le es fiel a este estilo y aquel que lo usa solo por diversión.

Empecemos a diferenciar la ropa de segunda mano y la vintage
Lo vintage se inició dentro del mercado de ropa de segunda mano, relacionándose con los grupos de ingresos económicos bajos ya que les era más accesible comprar este tipo de ropa. Sin embargo, con el paso de los años, lo vintage ha ganado prestigio pasando de ser una moda o tendencia, a ser un estilo de vida con piezas únicas con un marcado valor en su historia. Sobre esto último, a veces se menciona que un objeto vintage tiene que haber sido fabricado como mínimo hace 20 años, y, por otro lado, la ropa de segunda mano, como su nombre mismo lo dice, son prendas sí o sí que han sido usadas y que pueden ser prendas hechas en la actualidad.
Lamentablemente, los nuevos negocios que emergen de segunda mano se hacen llamar vintage en lugar de ropa de segunda mano por la alta demanda de sus compradores y porque en los últimos tiempos ha surgido un reconocimiento de regresar a épocas pasadas. Sin embargo, esto genera confusión en los compradores al momento de buscar, pues lo vintage no necesariamente se encuentra en tiendas de segunda mano, como tampoco toda ropa de segunda tiene que ser categorizada como vintage.
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El consumidor vintage “excéntrico”
Llamamos a esta persona “excéntrica” porque definitivamente es un fiel seguidor de lo vintage. Primero, se identifican con una época y un estilo particular dentro de la misma e imitan exactamente sus detalles, como maquillaje, peinados, accesorios, prendas, acciones. En pocas palabras, recrean un estilo de vida.
Este consumidor cuando va a una tienda espera mucho más que un rack lleno de ropa antigua, por el contrario busca un ambiente con una energía que lo transmita al pasado; se deja llevar por todos sus sentidos. La música que se sintoniza en el lugar, el olor de las prendas, las etiquetas de las ropas, los logos, los estampados, todos esos pequeños detalles son importantes.
Un dato curioso que se encontró a través de las conversaciones es que este tipo de consumidores, sin duda, tiene alguna relación profesional o por hobby con la moda, historia, arte, diseño o afines, por ello reconocen perfectamente cuando una pieza es vintage.
La autenticidad, originalidad y calidad son conceptos que se usan para concebir la moda vintage porque también implica discursos de diferenciación ante los otros. Ellos tienen el poder de elegir su propia vestimenta sin dejar que el mercado de consumo que estalla en la publicidad lo haga por ellos. Pero, a la vez, disfrutan mucho la experiencia de comunicarse con otros que compartan su mismo estilo.
Por último, y para nada menos importante, está el vínculo con el sentimiento de nostalgia como un valor muy importante en lo vintage, el cual va más allá de la moda, ya que cuando se realiza el acto de vestir, la persona almacena una historia significativa en la prenda que conlleva una memoria del pasado.
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¿Lo vintage solo es algo antiguo?
Entre las conversaciones que se hicieron, se pudo identificar también otro grupo pero que, a diferencia del anterior, recurre a lo vintage por diversión, originalidad y, a veces, porque resulta mucho más barato.
Como todo en la moda, no se puede dejar de lado los medios y sobre todo las personalidades influyentes que contribuyen a nuestro vestir. Se sabe que lo vintage se incrementó en los 90s debido a que celebridades fomentaron su uso, sobre todo modelos como Kate Moss o personalidades como Michelle Obama, pero sin duda es ahora donde estas influencias de famosos o medios de comunicación nos captan mucho más rápido.
Por ejemplo, la famosa serie Stranger Things ha llevado a muchos a evocar los 80’s con ayuda de las redes sociales, donde se ha visto contenido que no solo nos ha regresado las canciones de Kate Bush, The Clash y Madonna, sino también la forma en cómo se vestían. Así, al visitar alguna tienda, probablemente muchas personas querían conseguir algún look similar a los personajes de la serie, ¿pero es algo malo imitar una época solo porque es una tendencia del momento? Definitivamente no. ¿Podemos llamarlos “posers”? Creo que muchos en algún momento nos hemos cautivado con algún personaje o serie que fue temporal, así que particularmente considero que no es algo negativo.
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Sin embargo, hay que tener en cuenta que al querer imitar a alguien o a alguna época anterior perjudicamos su valor histórico. Esto quiere decir que no es algo que podemos tomarlo como algo pasajero y un ejemplo conocido es el uso que Kim Kardashian le dio al icónico vestido de Marilyn Monroe en el Met Gala 2022 (que por cierto terminó con muchos arreglos para lograr que la famosa entre en el vestido). Respecto a este tema hubo mucha controversia, pues el vestido estaba guardado en un museo, olvidado, y Kim hizo que viera la luz de nuevo. Además se decía que era un simple vestido y no debería convertirse en un escándalo y justamente este vestido era más que un pedazo de tela; era un pedazo de historia que se debe conservar y evitar que se degrade con el tiempo.

Es cierto que lo vintage nació para dejar de seguir a un consumo convencional, pero no significa que fue un movimiento que buscó sublevarse ante este. Por eso, al querer responder la pregunta de si lo vintage en la actualidad ha perdido este valor que lo hace original, pues podría decir que sí, ya que así como existe el fiel consumidor vintage, también está este otro que combina lo vintage con lo contemporáneo quien debido a diversos factores encuentra que vestir vintage es algo divertido. Es genial la idea de mantener presente una época pasada en nuestro vestir y llevarla incluso a nuestra manera de actuar, porque es una forma de encontrar sentido a lo que usamos, pero si nuestro propósito es comprar una prenda vintage solo porque nos funciona como lo que es, una “ropa más”, no dejemos de lado la importancia histórica que tienen algunas de ellas y respetemos su significado.
Portada por Lorena Naveda
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Antropóloga e investigadora en proceso, que busca descentralizar la Moda analizando y cuestionando paradigmas. Amante de lo vintage y libros sobre historia del vestido y el cuerpo.