“Mejor ya no compro nada”: ¿Qué cosas nos arruina la experiencia de comprar ropa?

Elegir ropa nueva puede ser emocionante: poder ponerte aquella prenda que querías hace tiempo, estrenar algo en esa ocasión especial o recrear el look increíble que guardaste en Instagram hace tiempo. Sin embargo, el proceso de comprar ropa puede llegar a ser extenuante. Tan extenuante que puede incluso quitarte la emoción y transformarla en frustración. ¿Te ha pasado?

3 aspectos que nos hace perder la paciencia al comprar ropa

1. Los probadores

La iluminación

Pareciera que algunos probadores están diseñados para desalentar al máximo la experiencia de compra. La iluminación casi siempre es terrible. Muchos probadores tienen las luces tan tenues que es difícil ver con claridad (Hola, Zara) y otros tienen la luz tan brillante que es posible ver cada poro de tu piel (gracias, pero no gracias).

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Cortinas que no tapan nada

Las cortinas también son molestas. Algunas veces no llegan a cerrar por completo, dejando un pequeño espacio por el que pueden verte mientras te pruebas con desesperación los 7 tops que elegiste a última hora para ESE evento del día siguiente.

Prohibido acompañantes

Por último, la clásica regla de que nadie puede acercarse a verte. En muchas tiendas está prohibido que la persona que te acompaña pueda acercarse a ayudarte con el cierre de la espalda o a darte una opinión objetiva sobre el vestido bien savage que estás a punto de comprar. Y sí, se entiende que lo hacen para evitar robos o tumultos, pero a veces es humillante salir al pasadizo para que tu mejor amigue te vea de lejos y de la nada toparte con esposxs, abuelitas y mamás ajenas.

2. Clichés de diseño

Horror al vacío

Te pasaste horas buscando la prenda ideal. Caminaste por todas las tiendas posibles. Casi rendidx, divisas desde lejos lo que buscabas. Esperanzadx, te acercas con emoción (ya estabas hartx de buscar tanto). Llegas, coges la prenda, tocas la tela, y todo bien. Ves el precio y todo bien. Pero nada es perfecto. Volteas la prenda y de la nada en la espalda tiene un estampado gigante que dice “Cute but psycho”.

Lloras internamente y decides no comprarte nada. Camino a casa, juras que solo volverás a la tienda cuando se ponga de moda el minimalismo extremo.

Elige: Euphoria High o pantalón negro con blusa

Hace poco fui a una tienda fast fashion (no soy fan, pero estaba apurada y mi presupuesto era bajo). Buscaba un par de cosas para ir a trabajar. Sin éxito, recorrí la tienda varias veces y llegué a la conclusión de que no había nada que no estuviera en los siguientes extremos: Y2K + grunge + cropped y con alguna abertura loca (algo así como lo que me pondría si fuera al Euphoria High) o de lo contrario, ropa extremadamente “formal” (50 variedades de pantalones negros y una que otra blusa de satín).

¿Dónde está el punto medio?

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3. Estandarización de tallas

Cambio o devolución

Ahora que en muchas tiendas está prohibido probarse la ropa como medida de precaución, es mucho más difícil atinarle a la prenda correcta. Sobre todo, porque no hay un sistema de tallas estandarizado y, como sabemos, casi todas las tallas varían de tienda en tienda. En algunas marcas podemos ser talla 30, en otras 32 y en algunas “El estándar le queda a todas las tallas, ah. Se estira”.

Personalmente, casi siempre calculo al ojo si algo me queda y me voy a comprar ropa confiando en que la divina providencia me ilumine y no tenga que volver a la tienda pidiendo un cambio o devolución.

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P. D. Harta de esto, algo que me ha funcionado es medir el contorno de cintura de uno de mis pantalones viejos en casa e ir a la tienda con una cinta métrica para buscar la misma medida. Puede sonar ridículo, y a veces me miran raro, pero reduzco las posibilidades de tener que hacer el trámite de probarme la prenda en casa, renegar porque no me quedó y volver a la tienda esperando lo mejor.

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Portada collage por Lorena Naveda.

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