historia del power dressing
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La historia del Power Dressing, una nueva mirada sobre el poder femenino

El concepto de power dressing es un término que va de la mano del proceso de inclusión femenina dentro del mercado laboral. Así, a través de la historia del Power Dressing, nos gustaría darle el crédito y reconocimiento que este merece. Consideramos que sigue siendo uno de los medios utilizados por las mujeres para adaptarse a un mundo hecho por hombres y para hombres.

El término fue entendido como el estilo que creció entre las mujeres mientras estas alcanzaban nuevos logros, entre ellos el acceso a la educación superior o a puestos de trabajo. Ambos siendo espacios pensados exclusivamente para varones. Así, el power dressing se inspiró en el estilo laboral de los hombres buscando generar un aire de confianza y éxito atribuido a las figuras de poder de la época.

Así, a lo largo de la historia del power dressing podremos ver que este conjunto de prendas no siempre estuvo orientado exclusivamente a la mujeres en altos cargos ejecutivo, pues también sirvió como un arma simbólica dentro de diversas luchas reivindicativas.

1910-1920: las working girls

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Fuente: Pinterest

Tras ser declarada la Primera Guerra Mundial, los varones del primer mundo se vieron obligados a dejar sus puestos de trabajo y unirse al ejército. Esto impulsaría a las antes amas de casa a tomar los puestos de trabajo disponibles de las fábricas, lo cual llevó a reemplazar las faldas largas por los pantalones con el fin de facilitar sus labores.

Tras finalizada la guerra, la funcionalidad y comodidad que ofrecía este tipo de ropa no sería dejada de lado sino que se volvería la principal característica de una nueva generación de mujeres independientes que buscaban un estilo cómodo y práctico para su día a día.

1920-1940: el movimiento Garçonne

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Fuente: Srta Jara.

Precursoras de las famosas flappers estadounidenses, las Garçonne nacieron en Francia y buscaron ser reconocidas como iguales antes los hombres. Así, manejaron un estilo unisex utilizando prendas características de los hombres de la época, como los bastones, monóculos o boquillas.

Estas fueron damas de clase alta en su mayoría, por tanto estaban educadas en temas sociales y culturales. Sobre su estilo, contaban con el toque de femineidad de una manicura o un maquillaje sutil pero a la vez usaban ropa de varón. Esto como un medio para demostrar que los hombres no veían más allá de un vestido o una falda e ignoraban que las mujeres son mucho más que vestuarios bonitos.

Los 60’ e Yves Saint Laurent

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Fuente: Pinterest

Uno de los momentos cumbre dentro de la historia del power dressing empezaría en los años 60, época caracterizada por los grandes cambios políticos y sociales impulsados por los jóvenes que tomaron la libertad como consigna.

De forma paralela, el movimiento feminista comienza a cuestionar con más fuerza los roles de género y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Estos últimos fueron ganando campo gracias a la patente de la pastilla anticonceptiva.

En estos años la moda ya no es una cuestión de gusto sino que busca representar los progresos y logros alcanzados desde la sociedad. La minifalda, las botas a la rodilla y los shorts comienza a romper con la estereotipos de mujer, ama de casa y madre. Así, el ideal femenino buscaría explorar una nueva noción de libertad tanto en la sexualidad como en la imagen.

Yves Saint Laurent, dentro de su colección Pop Art Collection, presentaría por primera vez en pasarela al esmoquin femenino, una prenda elegante que antes era exclusiva de varones. Esta prenda sería adaptada al cuerpo femenino, con lo cual se transformaría en una de las prendas más icónicas del diseñador.

Esto dio pie a la imagen de una mujer moderna que buscaba la misma seguridad que ofrecía la ropa masculina. Así, por ejemplo, se consolidó su legado en frases como “Chanel les dio la libertad a las mujeres e Yves Saint Laurent el poder”.

1970-1980: Giorgio Armani y el traje

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Fuente: Vogue

Reconocido por suavizar la silueta del traje tradicional, Armani significó un gran avance en la historia del power dresing, al lanzar el famoso traje de chaqueta, una prenda útil y práctica para las mujeres que iniciaban su vida laboral. Estas nuevas clientas buscaban ropa tan cómoda como la masculina, que la vez las dignificara y diera un aire de feminidad.

En el diseño de Armani se potenciaron las hombreras, lo cual finalmente logró masificar esta prenda a nivel global.

Siglo XXI: ¿cómo es el power dressing hoy en día?

La historia del power dressing ha tenido una evolución dinámica a lo largo de los años. Como consecuencia de ello, hay cada día más mujeres que acceden a puestos de poder. Sin embargo, cabe resaltar que estas siguen enfrentando a diversas problemáticas, como el acoso laboral, los sueldos diferenciados y la exclusión social en diversas áreas.

Su ejemplo de éxito y la confianza desempeñando cargos que han exigido gran compromiso y fuerza ha inspirado a millones a seguir el mismo camino. Todos estos logros sin tener que adoptar características masculinas dentro de su presentación pública.

En el mundo hay cada vez más mujeres sin miedo a desempeñarse en cargos tradicionalmente masculinos demostrando su fortaleza a través de actos y no por una imagen “masculinizada”.

El power dressing fue y sigue siendo una herramienta para sentirnos cómodas colaborando a través de los años al proceso de empoderamiento femenino. Asi, vamos dotándonos de la confianza necesaria para enfrentar ambientes que no fueron construidas para nosotras.


Portada por Sabrina Solis

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